

Menuda semana de cine y artistas. Lo último que he visto es el film de Mick Davis: Modigliani.
Salí tremendamente emocionada del cine. Es una historia que siempre me parecerá demasiado triste y demasiado hermosa.
Y qué decir de la película... Desde un primer momento se nos avisa de que lo que en ella se va a contar no tiene apenas parecido con la realidad, sino que son unos hechos ficcionados por el propio Davis a partir de la vida del pintor livornés afincado en París, una ciudad tomada por los artistas y por el Arte, habitada por una sociedad bohemia que está muy bien reflejada en la película. Por eso noi podemos tomarnos la rivalidad entre Modi y Picasso como algo muy verídico (es más, ambos sentían una admiración recíproca).
Con unos parecidos físicos más que respetables, los distintos artistas y personajes del mundillo que rodeabam a Modi y a su querida Jeanne, conforman un universo de extravagancias y excesos, que, junto con una tuberculosis mal curada, fueron los que llevaron a Modigliani a la tumba a una edad temprana.
Me encanta cómo está retratada la sociedad del París de la época, me gustan los actores y me gusta la historia, aunque esté plagada de licencias. Lo único que falla, más bien chirría, es el pedazo de videoclip que se marca Davis en el momento en que los artistas preparan sus obras para el concurso de pintura (¿se puede saber a qué viene eso?).
Si comparo Klimt (R. Ruiz) y Modigliani, me sorprendo al ver cómo pueden ser tan contradictorias las emociones que me despiertan ambos, incluso sabiendo que narran las historias de dos de los pintores a los que más admiro.
Ésta sí que os la recomiendo. Y llevad pañuelos.