martes, septiembre 01, 2009

AGOSTO

Para que luego se diga que en agosto no se estrena nada decente y que la cartelera agoniza en el insoportable estío (este año lo está siendo). Pues no, señores. He de decir que en estos calurosos días he podido disfrutar de las mejores películas en lo que va de año. Y, siguiendo con la tónica habitual de los últimos meses, decido comprimir mis pensamientos y contarles de todo un poco.
Empiezo con Enemigos Públicos (Michael Mann, 2009), la crónica del último año de un John Dillinger bien interpretado por Johnny Depp. Ya saben de mi debilidad hacia el particular actor pero, siendo objetiva, he de decir que se trata de un currante solvente y versátil y su interpretación es impecable a la hora de mostrarnos la humanidad y lealtad de un criminal que se vengó de la sociedad de la peor forma posible.




Michael Mann se vale de una fotografía impresionante gracias a la cual, y en ocasiones, parece que se olvida de la historia que tiene entre manos y se dedica a regalarnos con planos maravillosos y movimientos trepidantes, con el peligro de caer en un esteticismo vacío (me encantó el plano del reflejo de los árboles en un pulido capó, imagen incompleta sin la famosa frase en off "¿Te gusta conducir?"). Las escenas del tiroteo en el bosque son magníficas pero en ocasiones provocan que el espectador se haga un lío tremendo con tanto actor corriendo, tanto abrigo maravilloso y tanto fogonazo en colores vivísimos (como se nota el vídeo, señores, y esto no me gusta nadita).





Pese a ello, la historia interesa (los años 30 y sus gangsters y malos malísimos siempre interesan) aunque se le achaque al director el que los personajes estén desdibujados. En realidad, éstos son meros puntales para mostrar el único personaje que interesa: Dillinger. Ni más ni menos. Ni siquiera Purvis, interpretado por un Christian Bale con cara de palo, merece más segundos en pantalla. El famoso asaltante de bancos se convirtió en una estrella mediática y lo demás no importa. Por lo menos, a mí no. Es por ello que me molesta la presencia de Billie que, aunque sé que es necesaria para mostrar esa otra cara de Dillinger, me resulta empalagosa y pesada.

En líneas generales la película es satisfactoria, el elenco de actores es realmente bueno y cuenta con una banda sonora magnífica (Ten million slaves, de Otis Taylor, es la canción más sensual que he escuchado en mucho tiempo. Me encanta) que, junto con la mencionada fotografía de gran calidad, depara buenos momentos al espectador, ya congelado en la nevera que utilizan a modo de sala en ciertos cines.






Sigamos con la provocación del año: Anticristo (Lars von Trier, 2009). En el anterior post les hablaba del experimento titulado Cinco condiciones como muestra del carácter del cineasta danés que en esta ocasión, y una vez más, demuestra sus paranoias personales. Anticristo es la catarsis absoluta para sus males.

Se trata de un ejercicio que, desde el punto de vista formal, es magnífico. Como ya viene siendo costumbre, la historia se divide en varios capítulos precedidos por un prólogo y cerrados por un epílogo. Y pienso precisamente en el prólogo cuando hablo de la forma, con esas maravillosas imágenes en blanco y negro acompañadas de la increible interpretación de Lascia che´io pianga del Rinaldo (Händel) interpretada por Tuva Semmingsen.






También son destacables las hermosas imágenes del bosque, cuando la "paciente" decide hacer caso a su psicólogo personal y da forma a sus miedos. Miedos adquiridos a partir de una experiencia en la naturaleza que provoca la locura, que no entendemos muy bien pero que está latente desde el inicio, algo de lo que el espectador se va dando cuenta según transcurren los minutos, y eso es lo grave. No puedo olvidar esa fotografía del pequeño calzado al revés, tal vez la imagen más terrible del film pese a las mutilaciones y la sangre que corre a chorretones por doquier (¡qué mal cuerpo, señores!).



Como si de un homenaje hacia de Bergman se tratase, Von Trier inicia la película mostrando la vida de una pareja que ha de superar una experiencia traumática, y la termina hablando de brujería, mujer y naturaleza, todo ello íntimamente entrelazado. La idea me parece interesante, sin embargo he de decir que la puesta en escena es un tanto brusca y se pasa de un inicio pausado, bien llevado a cabo, a un desenlace demasiado acelerado, sin transición alguna. Tal vez sea lo que el cineasta busca, pero pienso que de esta forma pierde la atención de un espectador que se queda con lo escabroso de las imágenes y no se molesta en ver más allá, en escarbar en la piel de ese personaje magistralmente interpretado por Charlotte Gainsbourg (Willem Dafoe no se arreda y demuestra, una vez más, que lo suyo son los caracteres complejos).



Me parece una película magnífica, con una factura impecable, con dos personajes de caracteres sumamente complejos (la tarea para el espectador se presenta ardua pero realmente interesante) pero, insisto, creo que necesita de un tempo más moderado, de un respiro hacia el espectador, de un final menos abrupto y de un epílogo menos carnavalesco (me sobran todas esas mujeres subiendo un monte que más bien parece un homenaje hacia el crístico Dafoe encaramado a su montaña y presto a recitar su sermón una vez más). Tal vez hiera susceptibilidades; yo creo que la locura humana no entiende de eso, actúa y no juzga. No lo hagamos nosotros, no nos quedemos en la superficie. El simbolismo va más allá y, como bien dice ese zorro propio de Saint - Exupéry, el caos reina.


Por último, quisiera hablarles de la última película perpetrada por Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009). Mediante una estética más propia de Won Kar - wai y de las yakuza que de ella misma, la cineasta nos introduce de lleno en el mundo japonés sin escatimar referencias que apestan a tópico y arrastrando a su paso homenajes que le suponen más un lastre que otra cosa.



Como digo, la cosa huele demasiado a referencias hacia autores de culto como el propio Wai, con imágenes calcadas y una banda sonora que pretende emular el buen gusto del chino y que se queda en meras versiones japonesas de clásicos de Edith Piaf (salvo la honrosa excepción de la canción de los títulos de crédito, muestra del buen hacer de Antony, una vez más).



A pesar de ello, se podría decir que la película resulta entretenida y sería hasta bonita si Sergi López no lo impidiese. Y no le echo la culpa a él, que conste, pero hay que decir que Rinko Kikuchi, con su juventud y su frialdad, se lo come con patatas en cada escena. Ella es lo mejor de la película y su personaje lo sería si no se transformase de forma tan radical y no sucumbiese de aquesta forma bajo el influjo del amor (¡qué tendrá SuperLópez que a todas encandila!). Porque esto es algo que queda realmente artificial: una asesina imperturbable, que no confía ni en su mejor y único amigo, se enamora de su próxima víctima en o,2 milésimas de segundo. No sé ustedes, pero yo no me lo creo y, es más, siento que me estan tomando el pelo.


Pese a todo, he de decir que pasé un buen rato en el cine, que estéticamente me gusta la película, que soy fan de Kikuchi desde que la descubrí en Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006) y que me reí mucho con la primera escena del sushi-bar y con esa interpretación de Enjoy de silence (Depeche Mode, 1990). Además no podía dejar de pensar en unas palabras de la directora aparecidas en la revista On Madrid el pasado 28 de agosto. Transcribo:

" ... Los comentarios tras Cannes no fueron muy buenos. Woody Allen ya me advirtió que nunca compitiese en un festival. Pero ya me lo imaginaba, me pusieron bien unas cuantas pelis y ahora toca ponerte mal. Me da igual, la crítica de cine no tiene base teórica."

Nada más que añadir salvo ¡¡¡JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJA!!!




Como nota final, decir que, a pesar de haber visto Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009) y constatar que es una maravilla, no creo que vaya a aportar nada nuevo a lo que se ha dicho en otros blogs. Por eso me abstengo de comentar nada más allá de que no creo que haya manera más bella para contar toda una vida condensándola en unas pocas escenas. He dicho.

9 comentarios:

SisterBoy dijo...

Estamos tan de acuerdo en las tres pelis que creo que soy tú.

Me alegra el comentario elogioso de Public Enemies que suscribo con la excepción de que a mí la relación entre Dillinger y Billie me parece uno de los aspectos más interesantes. Además, aunque fuera una mala película, que no lo es, todos van tan elegantes que se le perdonaría.

De acuerdo también en lo de Anticristo. La derivación final de la película (me refiero a la constatación de que lo que estamos viendo es la consecuencia de lo sucedido el verano anterior así como toda la disquisición acerca de la esencia femenina) es posiblemente lo menos valioso pero lo malo es que creo que esa es la historia que Trier quería contar, otra cosa es que no le haya salido pero quizas esa escena final con las brujas subiendo por el bosque fue la imagen de la que se partió para elaborar el resto.

En cuanto a la de Coixet quizás mi opinón no sea tan lisonjera pero reconozco que el hecho de ver la película doblada posiblemente me impida juzgarla como debería. Lo malo es que tampoco me dan ganas de recuperarla en versión original, no creo que merezca ese esfuerzo pero de todo esto ya hablaré en mi casa en unos días.

Queer Enquirer dijo...

¿Nadie le ha dicho que agosto es para ver cosas como G.I. Joe y Ice Age 3?

bolboreta dijo...

Travis, gracias por los comentarios, como siempre. Sí, parece que cojeamos del mismo pie. Me alegro :)

Little, ¡bienvenido! Pero no me diga esas cosas, que me dan escalofríos (me niego a ver G.I. Joe y eso que yo he jugado con Ojos de serpiente...) :P

Abrazos.

Queer Enquirer dijo...

Pues te pierdes a Channing Tatum... Tú sabrás.
Lo de coincidir en gustos con Sisterboy es un poco como para hacérselo mirar no? :D

bolboreta dijo...

¡Jajajajaja! No seas malo. Y no te preocupes, que para eso ya pones tú las fotos y los comentarios :P

SisterBoy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jesús dijo...

Sólo una cosita: Lars von Trier es danés, no sueco.

bolboreta dijo...

Corrijo y me flagelo, me flagelo y corrijo. Gracias y perdonen las disculpas :P

Refrescospepito dijo...

Yo creo que los pocos minutos en los que sale Jhonny Depp en Parnassum son infinitamente mejores que el tostón ese la peli de Dillinger.