jueves, febrero 21, 2008

JOHNNY COGIÓ SUS CUCHILLAS

Como si de un nuevo Nosferatu se tratase, sediento esta vez de venganza y, por qué no, de cuellos y sangre que se derrama dejando a su paso reflejos fosforescentes. Así nos presenta Tim Burton al barbero diabólico de la calle Fleet, embarcado en un velero y embriagado por una rabia acumulada durante quince años.
Sweeney Todd es la arriesgada adaptación del musical homónimo de Stephen Sondheim que, a su vez, retoma la historia de Thomas Peckett (1846). Y digo arriesgada porque es de sobra conocida la fama que persigue al realizador y que le acusa de no saber contar historias y quedarse en lo pura y estrictamente formal. Pues bien, en este caso puede parecer que la falacia se hace realidad (como podéis observar, no estoy de acuerdo en absoluto con esta afirmación, hablando de la mayoría de su trabajo, que no todo).
No descubro América si afirmo que los musicales no son materia fácil para nadie y que hacen huir de las salas hasta a los más intrépidos espectadores (no es mi caso porque me encantan). Pero al tratarse de la obra de un cineasta como Burton uno ya se puede esperar mucho más: siempre le quedarán los magníficos personajes interpretados por esos actores fetiche que tantas alegrías le dan y que se desenvuelven con soltura en el arte del cante, esos decorados alucinantes que hacen que el Londres decimonónico inquiete el alma, los efectos especiales que traspasan la pantalla y empapan de sangre...
He de decir que le encuentro muchas cosas buenas y alguna que otra no tan buena (o mala, si preferís. Me cuesta decir esto...): Johnny Depp es la más buena de todas. Esta vez se merece el Oscar, no sólo por esta maravillosa interpretación atormentada, si no por toda una carrera magnífica. Pero no se lo darán... o sí! Los demás actores están muy bien, quizás los peores sean los jóvenes y tal vez sea debido a que sus papeles son los más ñoños y pastelones. Y los veteranos, como Alan Rikman y Timothy Spall (mi descubrimiento del día) están excelentes, como siempre.
Vayamos a lo malo: a menudo se hace lenta, muy lenta, pero es algo normal que se debe a los números musicales. No creo que sea algo fácil de evitar y sucede con obras maestras como West Side Story, así que... También hay algún abuso por repetición, como el precisoso encuadre de Sweeney con la ventana abuardillada de fondo que, cuando está con las cuchillas alzadas, recuerda al adorable Edward (también los créditos me trasladaron a la historia del ser con tijeras en vez de manos); o las caídas de los cadáveres por la trampilla, que se suceden muerte tras muerte...
Bueno, me parece que me estoy excediendo y seguro que me olvido de muchas cosas. Ahora os toca a vosotros discrepar.

jueves, febrero 14, 2008

NO COUNTRY FOR OLD MEN

Con una escena que para mí es de lo mejorcito de la película. Así comienza la cacería que nos han preparado los Coen, mezclando un poquito de cada género para trasladar el libro de Corman McCarthy a la gran pantalla (¿pero eso sigue existiendo?). Quiero empezar este breve reseña con los actores, que están sobresalientes a lo largo de todo el film, destacando Josh Brolin, que parece que empieza a escoger buenos papeles. Bardem da verdadero miedo en ocasiones, con esa pinta de psicópata que más sabe por diablo que por viejo. No sé si le otorgarán el Oscar al Mejor Actor de Reparto, pero su actuación nos devuelve al Bardem en estado puro que tanto me gusta (y es que su físico le condiciona, y eso debería saberlo - véase Mar adentro, 2004).

Lo que más me ha gustado es la excelente fotografía de Roger Deakins que nos traspasa al salvaje oeste, aunque nada más empezar la película se me ocurre la comparación con La caza (Carlos Saura, 1966) y reafirmo mi impresión de que, en ocasiones, el blanco y negro puede traspasar la pantalla y recrear el sol de pleno, el agobio y la asfixiante sensación de estar asistiendo a una cacería humana mejor que todos los colores del arco iris.

Sin embargo, el preciosismo de esos clarosocuros tan bien escogidos me deja embobada.

Me gusta la mezcla de géneros (nunca me ha parecido que haya nada que reprochar), me gusta el estilo bronco de la imagen y de la historia, me gusta el reparto y su labor… En general salí del cine con buen sabor de boca quitando un par de diálogos de relleno y algún tiempo muerto, no obstante un poco molesta por una escena más que previsible que no debería desvelar ocultándome en un spoiler. Y aquí sí que coincidimos, querido Iban. Y es que Bukowski tenía razón.