Aleksandr Sokurov siempre consigue dejarme con la boca abierta. En este caso con la alucinante El arca rusa (2002), un trabajo realmente sorprendente debido, principalmente, a la labor técnica, dado que los casi 100 minutos de película están rodados en un plano secuencia que nos introduce literalmente en la historia de Rusia de los últimos siglos.
Me parece incríble que el cineasta consiga a la cuarta intentona no cortar ni una sola vez y que el gran número de extras moviéndose por la estancias y salas del Hermitage no desentone.
Un extraño europeo nos va guiando por las salas y por la historia rusa, a la par que habla con alguien que parece ser un espíritu y que podría ser el propio pueblo ruso que dialoga con Europa y que acaba por dejarla marchar, tras comprobar su desprecio por la cultura rusa (para ella es imposible que haya buenos artistas rusos, la primera elección es que el pintor o músico de turno sea foráneo).
El museo es impresionante, al igual que los lienzos allí colgados (aunque se llega a comparar a El Greco con Rembrandt (?), y la recreación de la mazurca bailada por un gran número de danzarines es relamente hermosa.
Ya lo dije en su momento al hacer la reseña de Madre e hijo, y lo reitero: Sokurov es un cineasta a tener en cuenta.
1 comentario:
Hoy toca West Side Story en el ciclo de Nueva York!
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