jueves, marzo 15, 2012

XIX FESTIVAL SOLIDARIO DE CINE ESPAÑOL DE CÁCERES



Y ahora quiero contaros algo acerca del XIX Festival Solidario de Cine Español de Cáceres que se lleva celebrando desde el pasado día 9 de marzo y que llega a su fin el día 17 de dicho mes.

Se trata de un festival llevado desde la Fundación Rebross, con fines solidarios y recaudación destinada a dos ONG´s (Hijos del Sol Inti Rayni de Perú e Ipiranga de Brasil). En este festival se proyectan las mejores películas del año anterior, del 2011 en este caso, y el día 17 se entregan los premios San Pancracios en una gala que promete. Y digo que promete y, seguramente, se lo contaré ya que este año he sido invitada muy amablemente como colaboradora que soy de Versión Original, la revista de cine de la Fundación.

He de decir también que desde Cáceres se trata de apoyar a los nuevos talentos, con lo que se proyectan operas primas, así como cine destinado a público infantil y juvenil.

Para más información, se puede consultar todo lo relativo a horarios, proyecciones, etc. en la página web del festival.

Próximamente, más.


PRIMOS (DANIEL SÁNCHEZ ARÉVALO, 2011)








Pues ya estoy de vuelta con una nueva publicación en la revista Versión Original, que podéis encontrar tanto en papel (la recaudación va para una buena causa y son sólo 2,9 eurines de nada) como en formato digital pinchando tal que aquí.

En esta ocasión, el número 202 trata del cine español que se ha podido ver durante el 2011. En lo que a mí me corresponde, decir que he colaborado para este número haciendo la reseña de la divertida Primos (Daniel Sánchez Arévalo, 2011), que pueden leer aquí (págs. 48 y 49).

Espero que les guste y, sobre todo, que me cuenten.


lunes, marzo 12, 2012

SHAME (Steve McQueen, 2011)







A estas alturas de la vida me pregunto si puedo arrojar algo (más) de luz sobre la que muchos consideran la película del año (pasado). Y me lo pregunto porque de ella ya se ha dicho prácticamente todo, y todo absolutamente a favor.
Los que ya me conocen y me siguen desde hace ya casi seis años sabrán que no me suelo conformar con lo que leo en otros blogs hermanos y en las críticas "profesionales" (entrecomillo porque es una denominación irónica ya que cualquiera de los blogs que leo son tanto o más profesionales que dichas reseñas. Ahí dejo la lanza rota); por lo tanto, ya se esperarán, ustedes amigos y vecinos, que diga algo distinto. Qué bien me conocen.

Shame, la última película de Steve Mcqueen, casi más conocido por llamarse igual que el rubio actor que anuncia coches una vez muerto (nada que ver, créanme) que por ser director de cine, ha levantado mucha expectación desde el inicio. Tal vez sea normal dado el argumento (yo no creo que tanto) pero a mi parecer la gente se excede una y otra vez a la hora de etiquetar las películas. Polémicas como ésta las ha habido desde que el cine es cine, con los dos bandos de rigor: a favor -Yeah!- o en contra -Buuuuh! Y me viene a la cabeza La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988) y el tema de las salas de cine quemadas. Afortunadamente, ese tipo de cosas se ven algo menos hoy en día, no obstante el encumbramiento de nuevos ídolos es algo que está muy de moda. Y eso produce una serie de consecuencias.

Empezamos con los spoilers. No digan que no aviso.

Brandon es un hombre normal, aparentemente, pero esconde un secreto. Es un adicto al sexo y de los de terapia durante años y años ("¡ooooohhhhh!"). Su problema es tremendamente grave, ya no sólo porque parece morir si no mantiene relaciones, consume porno o se masturba compulsivamente, sino por el motivo (en todo momento oculto aunque pefectamente imaginable) por el cual él es así.
Con esta premisa y los rumores sobre el físico del actor protagonista, Michael Fassbender, Twitter se convirtió en un hervidero de comentarios y de deseos de ver tan esperado film. Hasta que, al fin, se estrenó y los comentarios derivaron en muestras de admiración y aplausos a manos llenas.
Claro, y a mí me pasa lo de siempre. Que me quedo con la intriga que no cesa (como el rayo de Miguel Hernández) hasta que entro en la sala y empieza la película. Poco después, salgo con cara de tampocoesparatanto, y me planteo lo que me planteo tan a menudo: ¿seré yo la rara?
Pues creo que no, señores. Y creo que la crítica de cine se está excediendo muy a menudo en los últimos tiempos. Y me remonto a lo que dije en su momento con respecto a El árbol de la vida y añado que, si vamos al cine con las ideas tan claras y preconcebidas, nos merecemos el chasco habitual. Mea culpa, queridos amigos.

Y dicho esto, con lo que me quedo la mar de ancha y satisfecha, me pongo a lo que toca, que es comentar la película.
Como digo, la sensación con la que salí del cine fue la de que tampoco era para tanto. Admito que es una buena película, que sendos actores - el ya mencionado Fassbender y la dulce Carey Mulligan - hacen un trabajo muy correcto, profesional y sentido, que la planificación es interesante por lo arriesgado (los planos largos son realmente buenos) y poco más, porque se me queda bastante corta en cuanto al argumento. La historia me parece lo suficientemente buena como para cargar más las tintas e ir más allá del simple planteamiento del problema. Efectivamente, creo que es un punto a favor el que no se explique el porqué de ciertos comportamientos de los hermanos, creo que se muestra bastante el sufrimiento de estos dos seres vacíos, pero yo me quedo a medias. Tal vez no sepa como explicarme, quizás me haya pasado que las expectativas hacen de mí una espectadora cuyo entusiasmo se desinfla poco a poco. No lo sé. Lo que sí sé es que me marché a mi casa con ganas de saber más cosas, de que se me mostrara con mayor profundidad la relación entre ambos personajes. ¿Qué no la hay? Bueno, pues hazme entender porqué. Sí, soy consciente de que se sugiere pero...
No sé si me siguen. El caso es que me gustó la película, en general, y la disfruté con especial atención hacia el trabajo actoral pero se me queda algo coja.
Eso sí, tengo ganas de ver Hunger (2008).
Vamos a saber qué es lo que hace McQueen.
Espero contarlo.

P. D. Edito la entrada sobre Shame a día 21 de marzo de 2012 con unas declaraciones de McQueen que me han gustado y que he encontrado en la hoja de los Cines Renoir.

Shame se centra en una persona que goza de todas las libertades occidentales y que, a través de su aparente libertad sexual, crea su propia prisión. Mientras asistimos - y nos vamos insensibilizando - a la constante y continua sexualización de la sociedad, ¿cómo podemos orientarnos en este laberinto para no dejarnos corromper por el ambiente que nos rodea?..
Shame no sólo toca la obsesión por el sexo, sino cualquier tipo de obsesión que sea imperiosa el hacerla relidad. Parece como si en el mundo actual del consumo no tuviéramos voluntad propia. Somos seres más frágiles de lo que pensamos. No es muy grato el mostrar esa debilidad, pero creo que es necesario que no escondamos la cabeza debajo del ala y que nos miremos de frente a nosotros mismos, tal y como somos.

Ahí dejo la reflexión. Salud.