domingo, marzo 14, 2010

CUANTOS COMO ELLOS...




Una foto para dejar constancia del agravio de nacer en una clase de segunda. Una foto como souvenir para aquellos que no se lo quieran creer.


Con motivo del fallecimiento de uno de los nuestros, uno de los grandes, Miguel Delibes, se emitió una de las 10 adaptaciones que de su obra se han hecho, y una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos. Los santos inocentes, realizada por Mario Camus en 1984, es tan especial que es pensar en ella y comenzar a experimentar muchas emociones. Así que me dispuse a verla por tercera o cuarta vez (y las que quedan).

No he leído el libro (supongo que lo haré en algún momento), así que no puedo saber si la adaptación es correcta pero me fío de la palabra del maestro que dio el visto bueno a la película e, incluso (y según contaba Alfredo Landa en Versión Española, durante el coloquio de un día de 2006), a los actores que encarnan los tipos que recrea en su libro. Una novela rural, de costumbres, característica que el autor pucelano hizo propia a lo largo de su obra, con unos personajes muy definidos y contrapuestos, marcando la diferencia de caracteres que nos podemos encontrar a lo largo de la vida, creando un pequeño universo perdido de la mano de Dios.

Sin embargo, al principio de la película se nos hace partícipes de la localización de la historia. Ésta se desarrolla en Zafra, como bien vemos en el cartelón de la estación, desde la que, como si de un homenaje hacia la entrada del tren en la estación de la Ciotat de los Hermanos Lumière se tratase, vemos llegar el tren que ha de traer de vuelta a Quirce, el primero que nos muestra su visión de los hechos. Porque la historia, lejos de ser lineal y simple, está estructurada a través de una serie de flash backs según los recuerdos de cada uno de los miembros de la familia de Paco el bajo. Bueno, todos no, porque lo que Régula piensa no lo vemos, quizás porque sus miradas y silencios sean demasiado evidentes en todo momento. No lo sé, pero siempre me he preguntado el porqué. Quirce y Nieves son los hijos, junto con la niña chica, que huyen del cortijo en cuanto pueden, y no se lo podemos reprochar en ningún momento, aunque sí las actitudes hacia sus padres. Cada vez que veo cómo el chico se marcha de nuevo sin despedirse de su padre, tal vez para no regresar nunca, me hierve la sangre en las venas. No lo puedo comprender pero su carácter es así. Nieves es igual de callada pero parece ser más cumplidora con sus progenitores; sin embargo también prefiere cambiar de aires y marcharse a la ciudad en busca de una vida mejor. La pregunta que siempre me viene a la mente es si reniegan de sus padres, si se avergüenzan de todo lo que han pasado y habrán de pasar.

Paco el bajo. Landa definía su actitud y la del resto de la familia (Régula y Azarías) como amor, el más puro de todos. Y sólo así ésta es comprensible, sólo así podemos entender que no reaccione ante todos los desplantes que recibe del señorito Ivancito, desagradecido donde los haya. Habrá de ser Azarías, con su "miaja inocencia" el que haga justicia al fin, lo que todos deseamos suceda desde el inicio del film. Tanta miseria consentida, tanta desgracia junta, tanta tristeza engarzada en las miradas no es comprensible para aquel que sigue la historia de esta familia desde el sofá de su casa.




Azarías, el mayor de los inocentes, el mayor de los valientes.



Creo que la historia es harto conocida por los lectores que aquí se asoman por lo que no quisiera contar nada más, evitando colgar el habitual cartel de spoilers. Decir que se trata de una confrontación entre clases sociales donde los poderosos ejercen su mando con tiranía y los desafortunados acatan sin límites. Sólo comentar un par de datos, entre los que quiero destacar la labor actoral. Ayer pensaba en cómo un actor puede estar sublime en una película y en otras no destacar tanto y llegué a la conclusión de que esto depende de muchos factores pero el más importante es, sin duda alguna, el director. Mario Camus hace una excelente labor de dirección de actores en la película y ellos responden con maestría, regalándonos interpretaciones inolvidables. Paco Rabal, Alfredo Landa, Terele Pávez (¡qué porte, señores!), Juan Diego, Agustín González (cómo le echo de menos...), Mary Carrillo... Todos hacen de sus papeles pura verdad logrando extraer exclamaciones de rabia mal contenida en quien estas líneas escribe. Es tan bueno su trabajo que consigue que nos alteremos ante las injusticias y atropellos que se cometen contra los pobres desheredados de la tierra. Al visualizar el título de Fin sólo cabe alzarse del asiento y aplaudir. ¡Bravo!

Y qué decir de la fotografía maravillosa, como siempre, de Hans Burman. Son esas luces y sombras, esos amaneceres cubiertos de niebla, esas carreras alegres en los juegos de Azarías las que ofrecen el contexto necesario a la hora de imaginar a los personajes que pueblan el cortijo y sus alrededores, hasta llegar a La raya, lugar maldito donde se aparta a aquellos que no se quiere cerca más que para ordenarles hasta llegar al absurdo, a lo irracional de un hombre que se sabe superior por no sé cual ley natural.

La película es magistral, sin duda alguna. También sé que la materia prima lo era ya. Y hoy ya no contamos con su autor. Descanse en paz, Miguel Delibes.

3 comentarios:

SisterBoy dijo...

Mmm vaya le estoy dando a la pelota a ver cuales son las otras pelis adaptaciones de Delibes. ¡Haz la lista! Aparte de esta sé qeu existe una adaptación de Las ratas pero ahorita mismo no caigo sobre el resto

bolboreta dijo...

Here you are!

http://www.imdb.com/name/nm0217154/

SisterBoy dijo...

El disputado voto del señor Cayo sí que la he visto y ahora me entero de que La guerra de Papá está basado en una obra suya, tampoco sabía que hubiese peli de El Camino. Tomo nota de todo