jueves, enero 21, 2010

ME GUSTARÍA SABERLO...

Carol y The Bull proclaman a Max como rey de los monstruos en las ilustraciones de Sendak.


En 1963 Maurice Sendak publicó Donde viven los monstruos (Where the wild things are), uno de los cuentos infantiles más estimados en la literatura contemporánea. Con escasamente 40 páginas y unas magníficas ilustraciones propias, el autor consiguió crear un mundo onírico en donde los niños malos pueden rebelarse a placer y hacer de las suyas rodeados de sus nuevos amigos: los monstruos.

Spike Jonze tenía interés en adaptar el pequeño cuento a la pantalla cinematográfica y lo ha conseguido. Y de qué manera.
Jonze es conocido por crear películas alucinantes y alucinadas en la línea de Cómo ser John Malkovich - ¡Malkovich, Malkovich! - (Being John Malkovich, 1999), película que muestra un universo muy peculiar creado para lo ocasión por Charlie Kaufman.
En este caso, Jonze se ha valido de la ayuda del propio Sendak y de la de Dave Eggers para crear un guión inspirado en el libro y desarrollado con maestría. El cineasta utiliza el texto como punto de partida para crear una historia repleta de valores morales y con una enseñanza clara: aunque las cosas no sean como uno quiere hay mejores maneras de llegar a un entendimiento sin tener que pisar el peligroso terreno de lo irracional.

Max es un niño triste, que se siente menospreciado por su familia rota. Su madre no le presta toda la atención que debiera y su hermana está en esa edad en que los hermanos pequeños sólo molestan. El pequeño se rebela de la forma más imprevisible y, dando rienda suelta a su imaginación, se refugia en aquel lugar donde viven los monstruos, que ellos sabrán comprenderle mejor. Pero estos monstruos también tienen problemas y, al igual que Max, no siempre se sienten bien. Cuando el recién coronado rey se dé cuenta de que las cosas no son tan sencillas, de que a veces su comportamiento no es el adecuado, estará preparado para afrontar su vida con otra mirada.

Para dar forma a este mundo imaginario, Jonze se ha basado en las ilustraciones de Sendak y ha creado unos monstruos maravillosos, con caracteres prototípicos que no son sino la visualización del complejo carácter del protagonista. Para ello se han utilizado dos técnicas, la de la animación a través de actores que se meten en la piel peluda de los personajes, y la de la animación digital, con el fin de dotar a sus rostros de expresiones complejas. Las voces corren a cargo de gente como James Gandolfini (Carol) o Paul Dano (Alexander).
Para interpretar el papel de Max se escogió a un chico que demuestra una gran madurez a la hora de interpretar un papel que resulta complejo. Max Records debuta con un gran trabajo en todo momento, volviéndose loco cuando ha de hacerlo (qué grandes momentos salvajes) y dando cuerpo a una reflexión dura para un niño.


Max y sus nuevos amigos miran la puesta de sol desde su recién construido hogar.

Uno de los elementos más impresionantes de la película, y que ayuda a crear la sensación de lugar mágico, es la fotografía de Lance Acord. La imagen previa sirve como muestra para comprobar cómo juega con la luz natural para crear escenas impactantes y realmente hermosas. Con las caminatas por el desierto, con ese perro que parece extraído de La historia interminable (Die unendliche Geschichte, Wolfgang Petersen, 1984), las carreras por el bosque o la navegación en el pequeño bote se han conseguido imágenes magníficas.
Son destacables también momentos en los que Max Records es absoluto protagonista de los planos, unos planos que conjugan esa luz cálida con la candidez de su rostro, con un resultado que más parece una oda al pequeño actor que una película de monstruos.


Max Records, vestido de monstruito, juega con Spike Jonze.


Y si todo esto lo acompañamos con una BSO de lujo, interpretada por Karen O and the Kids, para qué queremos más.

No se trata de una película de niños, es más, visto lo visto, ni siquiera creo que le guste a los más pequeños. Pero los mayores disfrutamos horrores con ella, nos emocionamos mucho y, en ocasiones, dejamos escapar una pequeña lágrima. Son directores como Jonze o el también creativo Gondry los que lo logran. Y nosotros nos dejamos hacer porque también queremos ser monstruos, aunque sólo sea por unos minutos.


1 comentario:

Montse Akane dijo...

Tiene que estar chula la peli.

Siempre me han gustado las ilustraciones de este libro.

Saludos.