domingo, diciembre 14, 2008

OCULTA ENTRE LAS SOMBRAS...


... pero aquí sigo, y ya recuperada del súbito mal que me alejaba de cualquier cosa que me recordase al cine. ¿Saturación, aburrimiento, impotencia por no poder ser omnipresente y cotillear todo, absolutamente todo lo que se está haciendo? Qué sé yo. Tal vez sea que la faceta más crítica se impone de vez en cuando y me absorbe hasta el punto de descuidaros a vosotros, los fieles lectores que me seguís y me abroncáis dulcemente por abandonaros. Con toda la razón.
Pero he vuelto, con fuerzas renovadas y dispuesta a que nada ni nadie, de ninguna de las maneras, me impida seguir escribiendo. Y regreso a mi casa para hablaros de una película de reciente visualización que responde a un tema truculento y polémico, muy recurrente desde hace unos meses en mis visionados peliculeros.
Ya os hablé de Cuatro meses, tres semanas, dos días... (C. Mungiu), pero no lo hice de Trabajo ocasional de una esclava (A. Kluge), y no lo hice por la simple razón de que no me inspiró en absoluto como para comentar algo.
En este caso, la película de Mike Leigh me inspira porque me emociona. Casi se me saltan las lágrimas al ver a una mujer que va envejeciendo y se hace cada vez más pequeña según van ocurriendo los sucesos que le destrozan la vida, una vida construída en torno a la felicidad y el bienestar de los demás. Y no puedo dejar de pensar: ¡mierda! ¿Por qué a ella? ¿Por qué tenía que ocurrirle a esta mujer, ignorante pero maravillosa, incapaz de comprender lo que suponen sus actos más allá del hecho de creer que está ayudando, simplemente eso?
No este un blog con inquietudes políticas o morales, por lo que no voy a entrar en juicios que a nada llevarían. Sólo quiero destacar el trabajo de Imelda Staunton, tan creíble que asusta. Ella es Vera Drake, bebedora compulsiva de té, amante madre y esposa, amiga de sus amigos y de cualquiera que acepte su desinteresada ayuda, en ocasiones cansina, pero no por ello menos bondadosa. "Es una joya" como dice Stan en algún momento del film.
La historia pone los pelos de punta, en parte gracias a la buena fotografía, cercana al documental, que nos aproxima, como si a través de un microscopio espiásemos, a la vida de una familia de clase media - baja de la Inglaterra de principios de los 50. Y una familia curiosa, de ello no hay duda. Los actores permiten que el espectador se los crea, que compartamos sus vivencias, escasas hasta el terrible acontecimiento.
No reflexiono sobre ello, no juzgo lo acontecido, en este caso me quedo en la superficie de la piel de celuloide para hacer este comentario. Me gustan los actores, me gusta Imelda, mucho, me gusta la recreación de la gente, de la época, me gusta la fotografía, me gusta cómo tratan a Vera, me gusta la bondad de Vera.

5 comentarios:

carherco dijo...

vueeeeelve, bolboreta vueeeeelve, por Navidad XD

Jesús Martínez dijo...

La habían echado en Valladolid al aire libre aquel año. Me pareció bastante aburrida.

bolboreta dijo...

Yo no diría que es una película aburrida porque lo que ocurre es que no sucede nada hasta que todo se desmorona. Es bastante realista en ese sentido, tal vez por eso mismo llega a emocionar tanto.
Sigo pensando que ver películas en Valladolid en una noche gélida de Agosto es una tortura. No me extraña que no te gustase, lo raro es que no murieses de hiportermia xD

Iban Silván dijo...

Yo también he estado algún tiempo sin escribir, por razones similares. Pero he vuelto. Te recomiendo "Filantrópica". Creo que el cine rumano -en este caso es un plagio de Azcona y Berlanga- es lo único que queda del cine europeo hoy. Yo creo que merece la pena por algunas escenas que van más allá de lo que muestra una mirada superficial. Iré a ver la de Vera Drake.
Lo que no te perdono es que no tuvieras nada que decir de Trabajo ocasional de una esclava. Aarón creo que ya ha digerido las obras completas de Kluge.
Un abrazo muy fuerte y feliz Navidad,
Iban

bolboreta dijo...

¡Ay, Iban, no te enfades! :-)
Me apunto tu sugerencia.

Un besazo y felices fiestas para tí también.