
Si bien en el aspecto visual destacan ciertas recreaciones de obras como el Cristo muerto (yo diría yacente) de Mantegna (realmente esta imagen es hermosa), en los demás aspectos la obra cojea por todas partes. Y es que volvemos al problema de siempre: aquí ocurre lo mismo que ocurrió con Alatriste. No saben escoger lo más importante, y, sobre todo, no saben hilar el argumento de una forma por lo menos correcta. En este caso en más llamativo si cabe, porque Loriga se limita a cortar y pegar mediante fundidos en negro que los único que hacen es darle al film un aspecto de interminable trailer. Es así, porque si bien, comienza con unos flash backs aceptables, y unas elipsis correctas, en seguida se le va de las manos, y se le acaba viendo su faceta de escritor y no de cineasta.
En cuanto al aspecto actoral, que decir de una Paz Vega a la que apenas se le entiende lo que dice, y que cuando está en escena con Geraldine Chaplin no tiene nada que hacer...

Los demás actores están bastante bien en líneas generales, sobre todo Leonor Wattling, cuyo papel de Doña Guiomar es uno de los más coherentes (yo lo siento, pero cuando veo a Ángel de Andres me lo imagino con el mono azul y no puedo. Este hombre está encasillado).
Así que, resumiendo, no me gustó en absoluto y no la recomiendo.
La otra película de la que os quería hablar es La estanquera de Vallecas. Es el típico film del que has oído hablar, pero que nunca te ha intrigado (por lo menos a mí). Pues bien, se me ocurrió verlo y la conclusión es que es una peli estupenda, que pese a que han pasado veinte años de su estreno está más de actualidad que nunca (la droga, desgraciadamente, sigue haciendo estragos, y que decir del paro).

La historia de dos pobres hombres que han de robar para sobrevivir, pero que son buena gente y que no quieren hacer mal a nadie, dentro de una barrio madrileño, el de Vallecas, que allá por los años 80 tenía muy mala fama. Esto está muy bien reflejado en la película, con el tema de los políticos hipócritas, y de un vecindario harto de que los hayan olvidado.
Los actores interpretan magistralmente los papeles, con una Emma Penella que se come la pantalla (¡Socorro!), una jovencísima Maribel Verdú (cumplió 16 años haciendo esta película), y unos desconocidos para mí hasta ahora José Luis Gómez (enorme en este papel) y José Luis Manzano, fallecido en 1992 por una
sobredosis tras participar en otras películas como El Pico.
Con una ironía de lo más amarga, Eloy de la Iglesia nos muestra un problema social que nos afecta a todos por igual: el paro, de una forma divertida, pero que deja un poso amargo: esta es la triste realidad de muchos.