lunes, julio 28, 2008

BREATH



Os había prometido una crítica de la última película de Kim Ki - duk y aquí está, pero tendréis que acceder a mi otro espacio virtual para leerla. Todo esto tiene un sentido (¿o no?), ya lo entenderéis.
Sólo tenéis que pinchar en almairracional, en la columna de la derecha, algunos ya lo conocéis.



jueves, julio 24, 2008

AMÉLIE A LA COREANA


Acudí presta, rauda y veloz a la proyección de la última película de Park Chan - wook (o al revés, que con el coreano nunca se sabe), Soy un cyborg (2006). Nada más ver el cartel y leer la sinopsis estaba deseosa por verla, quería introducirme en ese sanatorio mental tan colorido, diseñado como si de una guardería se tratase, cuanto antes.
Sin embargo, al poco de empezar a correr la bobina de celuloide me di cuenta de que eran muchas las expectativas para terminar por comprobar que había demasiado de la pequeña francesa que quería hacer feliz a la gente. Y es que el peso del film de Jean - Pierre Jeunet (Amélie, 2001) es tan enorme que acaba por sepultar la originalidad del argumento. Incluso el uso de la banda sonora es tremendamente mimético.
Pero qué se le va a hacer, me dije y me acomodé como pude en la fría butaca que había escogido y me decidí a no dejar que las comparaciones odiosas (¡oh, dioses!) me estropeasen la tarde. Y sí, pude disfrutar, pero sólo en cierto modo, porque se me hizo larga, mucho.
Aún así hay momentos interesantes: el inicio de la historia, realmente complicado de seguir con tres historias a la vez y muy desordenadas; la matanza al ritmo de la música clásica (sí, me recuerda a Kubrick - I´m singing in the rain! -, pero era de esperar); los momentos en los que ella es realmente un cyborg; la violencia que le quita un poco de merengue a la historia de amor que es bonita, para que lo voy a negar; los colorines que inundan la película,...
No sé, es el típico film que le da al espectador una de cal y otra de arena. Ahora sólo me queda recuperar la Trilogía de la venganza, para comprobar si es un director que merece la pena, o no.
Tal vez Kim Ki - duk me deje menos indiferente. Ya lo comprobaréis con vuestros propios ojos.

lunes, julio 07, 2008

¿LOS CRONOQUÉEEEEEEEEEEEEE???????


¡Ay! Pues sí, ya he vuelto y, por cierto, ha sido niño. Y es más, regreso con ganas para hacer una de las mías. Ahora lo entenderéis, mis fieles lectores.
Durante estos días en los que no he escrito, me he dedicado a ver algunas películas más o menos interesantes, a saber: El último viaje del juez Feng, Mil años de oración, Antes que el diablo sepa que has muerto…., entre otras. Y ninguna de ellas me ha despertado de mi letargo de amanuense cansada de criticar porque sí, sin un motivo real más que el de seros yo también fiel.
Sin embargo, hoy me he levantado con la imperiosa necesidad de deshacerme en garabatos digitales, de desparramar mis opiniones en este pequeño espacio. Vamos, que ayer estuve mirando Los cronocrímenes (Nacho Vigalondo, 2007), y no es un error gramatical, no, estuve mirando y no viendo, aunque sí estuve escuchando y no oyendo. Ahora desenladrillo el cielo, no os preocupéis.
Una momia rosa o, mejor dicho y más bien, el hombre invisible con un criterio estético muy discutible. Ésa era la información con la que contaba antes de meterme en la ridícula sala del cine al que acudí presta a acompañar a una personita importante. ¿La sala 4? Pues sí, ésa es la confianza que se le otorga al cine español, ya veis. Y da igual qué película sea.
En fin, que comenzó la proyección y desde el principio no pude hacer otra cosa que mirar. Es que no lo pude evitar: Karra Elejalde me impedía la inmersión en la trama, en un argumento que no está mal construido, sino mal interpretado. El propio Elejalde (pues sí, ya tenemos un Bill Murray propio), Bárbara Goenaga (pobrecilla) y, especialmente, el Sr. Vigalondo, que se empeña en aparecer en sus trabajos, tal vez por el miedo a que su sello no sea perceptible desde la mera y pura dirección.
Un guión que, como digo, no estaría mal si no fuese porque se presta a crear un cierto aburrimiento cuando las cosas se repiten una y otra vez, con los mismos planos desde otra perspectiva, y ahí se queda la cosa, ni chicha ni limoná. Lo que comentamos a la salida del cine es que tal vez fuese mejor quitarle minutos al film y dejar un mejor sabor de boca en un espectador que, por lo visto, sale encantado de todas formas. ¿Será que soy muy crítica? No lo sé, o sí que lo sé, pero me molesta que se diga que este tipo de películas salva el cine español porque no es cierto. Porque las ideas nuevas (que no originales) han de ser llevadas a cabo con eficacia, que si no, el esfuerzo es inútil.
Y qué más decir… Pues que de todo este Día de la marmota me quedo con la música de Chucky Namanera (de ahí lo de escuchar, que no oír) y la fotografía de Flavio Labiano, las dos únicas motivaciones de la película. Porque ni siquiera el título funciona: de cronos, unos minutos, pero de crimen no tié ná.